Margaritas en mi pelo

Marisi Morales (Lucena–Córdoba), a la presentación de su novela He prolongado el eco, llevó un poemario que también había publicado y que compartía evento con el anterior. Curioso, le eché un vistazo a la delgada edición del poemario y le comenté que, tal vez, se podría hacer una cosa más coqueta. Me dijo que sí.

Cuando leí en la nota de la autora “Desde muy joven me ha gustado escribir y, a pesar de que la escritura ha sido siempre para mí una terapia, “un asunto personal”, un encuentro conmigo misma y con el papel (la mejor de las medicinas para entender el mundo e incluso para comprenderme yo), nunca he tenido la intención de dar a conocer lo que escribía porque continuamente he pensado que era algo mío y muy íntimo, además de que lo veía ridículo y poco atractivo para nadie”, confieso que me quedé a cuadros.

Cuando leí, más adelante, “…en 2006, una compañera de Departamento de Lengua y buenísima amiga, … me contó que … iba a publicar su libro y que si podía escribirle el prólogo. … (era un ángel). Desgraciadamente ella nunca llegó a leerlo. A raíz de ahí, con su fuerza y con la mía, y sin forzar nada, comencé a escribirle un poema cada año en el aniversario de su fallecimiento”, confieso que vi en aquéllos siete (7) poemas algo más que palabras: vi en esos versos el sentimiento padecido por mí mismo tras una inevitable experiencia similar.

Intercambiamos correos y whatsapp y me puse manos a la obra. Le propuse ilustrar el libro y echó mano de Juan Galán Molina. Fuimos dando forma a la criatura subiendo textos, bajando tamaños de letra, cuadrando páginas, como quien está confeccionando un traje o vestido en equipo.

Siete (7) poemas no dan para mucho en el campo editorial por mucha imaginación y mucho relleno que se maneje, así que hicimos varias pruebas: una en papel de 90 gramos con portada de 150 y grapa en el lomo, quedaba “cuco” pero sin sustancia; otra prueba consistió en añadir otros poemas de forma que el libro permitía abrirse por las dos portadas (eliminamos la contraportada) como si fuesen dos libros en uno, pero el segundo poemario quedaba como invasor del de su amiga Marga; la definitiva, la que se muestra al final, adquirió cuerpo utilizando papel de 200 gramos para el interior, cartulina de 300 para la portada envolvente laminada y encuadernación en wire-o.

 Maqueta de poemario grapado y portada del libro de doble apertura

Quedé satisfecho, quedó satisfecha. El libro resultante es toda una delicia visual y táctil de veintiocho (28) páginas con casi un centímetro en sus dos lomos. Nada que ver, a pesar de todo, con el torrente sensorial y sentimental de su poético y vital contenido.

Exterior del Poemario
Interior del Poemario

Gracias, Marisi.